sábado, 31 de enero de 2009

La misa-musical de un judío en el Vaticano

La Misa de Leonard Bernstein es una obra heterogénea y extremadamente irregular de la que hasta ahora existían dos interpretaciones en el mercado, la del propio autor y la de Kent Nagano. De estas dos y de la propia partitura escribí hace unos años en Filomúsica (enlace). Quiero ahora hablar de la interpretación que acabo de disfrutar en DVD, filmada en directo en 1999 en el Aula Paulo VI del mismísimo Vaticano y editada por Membran.

Bernstein_Mass

El responsable escénico del evento es Enrico Castiglione, conocido entre los operófilos por sus más bien cutres producciones de títulos célebres del repertorios, editados por ahí a bajo -a veces no tan bajo- precio. Aquí las cosas no salen mal desde el punto de vista teatral, aunque hay que reprochar seriamente la ausencia de verdaderas coreografías y, sobre todo, la omisión de algo tan fundamental como el momento en el que el celebrante arroja al suelo y rompe un cáliz lleno de vino. Esto es tan grave como si en Otello en vez de asesinar a Desdémona el moro la dejase languidecer en su lecho, pero es comprensible que con la legión de obispos y cardenales presentes en la sala -y sabiendo cómo está el patio- Castiglione no quisiera seguir hasta ese punto el libreto.

Dirige a la mediocre Orquesta Sinfónica del Conservatorio de Santa Cecilia un tal Boris Brott, y lo hace escaso de matices y con evidente tendencia al ruido. No están del todo mal los coros. Los solistas son casi todos solventes (no tanto como en la grabación de Nagano, pero mejor que en la de Bernstein) y el niño soprano canta muy bien. Lo mejor, el barítono Douglas Webster, soberbio Celebrante no sólo por sus dotes canoras, sino sobre todo por su atormentada y acongojante recreación del monólogo final; creo que supera globalmente a Alan Titus y al malogrado tenor Jerry Hadley, aunque ciertamente a estos no hay oportunidad de verlos en escena.

Dos reparos técnicos: la ausencia de subtítulos y la omisión de la cuadrafonía en la música pregrabada que solicitaba el propio Bernstein, a pesar de que este DVD, bien filmado y grabado, viene con audio 5.1. En cualquier caso, y aunque para escuchar la obra en disco lo mejor es acudir a la grabación de Nagano, una obra como Mass está pensada para verla, y esta edición digamos “semi-escenificada” y “censurada” en su escena más importante va a ser la única, me temo, por muchos años. Por ello, y pese a los serios reparos apuntados, la recomiendo. Ojo: rastreando por Internet se puede comprar bastante barata, así que no se gasten el dinero en balde.

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