lunes, 29 de julio de 2013

Los conciertos de Chopin por Barenboim y Nelsons: de referencia

He tenido la oportunidad de escuchar tres interpretaciones diferentes de los conciertos para piano de Chopin a cargo de Daniel Barenboim. La primera es la disponible en la Digital Concert Hall de la Filarmónica de Berlín, correspondiente a octubre de 2009, con Asher Fisch dirigiendo a la formidable formación alemana. La segunda fue en directo, en el Festival de Granada de 2010, junto a su querida Staatskapelle de Berlín dirigida por Julien Salemkour. La tercera es la que se ofreció en julio de 2010 en el Festival de Piano del Ruhr, concretamente en la Philharmonie de Essen, asimismo con la Staatskapelle pero esta vez con el joven Andris Nelsons. La escuché ya hace tiempo en el disco compacto editado por Deutsche Grammophon. Ahora he hecho lo propio con el DVD (hay también Blu-ray) de Arthaus. Confirmo mi impresión inicial: esta es la mejor de las tres, y no por un Barenboim que está igual de maravilloso que en las otras ocasiones –a lo entonces escrito me remito–, sino por la labor desde el podio.

Barenboim Nelsons Chopin DVD Arthaus

Y es que la realización de Nelsons me parece no solo superior a las de Fisch y Salemkour, sino probablemente la mejor que he escuchado de estas dos obras (con permiso de Klemperer en el Primero). El maestro letón saca petróleo de la parte orquestal de ambas piezas, habitualmente –y con razón– considerada como secundaria frente al piano, ofreciendo en los dos casos una dirección intensa, dramática en su punto justo, con espacio para la ternura y el sentido del humor, además de llevada con excelente pulso, sin prisas y con apreciable cantabilidad.

Concretando un poco, en el Segundo concierto –el primero en el tiempo– resulta de admirar cómo Nelsons sabe obtener un color muy sensual de la Staatskapelle de Berlín al tiempo que domina la agógica para adecuar su fraseo a la maleabilidad del piano. En Barenboim habría que destacar los interesantísimos toques dramáticos de la sección “anhelante” del segundo movimiento, así como el sentido lúdico y risueño –pero no banal– del último.

Lógicamente, habida cuenta de su edad, el maestro no está impecable de dedos, cosa que vuelve a evidenciarse en el Concierto nº 1, en suyo primer movimiento, siempre directo y apasionado, hay algún momento en el que se echa de menos un poco más de agilidad. En cualquier caso lo importante no es eso, sino su capacidad para interpretar. Esta última alcanza una auténtica cima en el Larghetto, al que sabe dotar de un interesante sabor agridulce mientras Nelsons acompaña con admirable sensualidad. En el tercero el pianista ofrece un soberbio sentido del rubato y la batuta sabe entregar algún detalle coqueto –sin pasarse–, al tiempo que luce una adecuada rusticidad y fuego sincero, redondeando una interpretación que puede ser considerada de referencia.

El DVD ofrece dos piezas que no estaban en el compacto de DG. Por un lado está la propina de Barenboim, el Vals brillante op. 34 nº 2, que conoce en sus manos una recreación muy lenta, amarga y meditativa antes que arrebatada, de hondo sentido dramático, pero no exenta de la elegancia sensual y un punto evanescente propia del compositor; en cualquier caso, fraseada con infinidad de sutilezas expresivas propias de un pianista en extremo genial.

La otra es nada menos que la Sinfonía nº 44, fúnebre, de Joseph Haydn, página que abría el programa. Los resultados no son precisamente desdeñables: a pesar de tener delante a una orquesta relativamente grande, Nelsons se aparta de la sonoridad tradicional más o menos musculada y ofrece un Haydn especialmente ágil, incisivo y electrizante; pero en absoluto seco, ni trivial, ni menos aún pimpante, como le suele pasar a algunos historicistas, sino lleno de tensión sonora y del sentido dramático tan apropiado en esta obra. Todo ello, claro está, sin renunciar a la elegancia clásica y al vuelo lírico, y haciendo gala de un perfecto control de las dinámicas que la amplia gesticulación del maestro pone bien de relieve. Algunos podemos echar de menos la presencia de un bajo continuo, pero aun así el nivel artístico es el mismo que en Chopin: una interpretación de referencia.

3 comentarios:

Andante moderato dijo...

Un dato off-topic, por si interesa: han subido a Youtube una Cuarta brahmsiana de Giulini en Amsterdam: tal vez, la más severa e imponente de todas sus versiones. También, hay una grandiosa Passacaglia de Webern en Boston.
Saludos.

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

¡Mil gracias por la recomendación!

Andante moderato dijo...

De nada.
Disfrútalo. Yo mismo volveré a escucharlas pronto.
Saludos.

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