lunes, 14 de octubre de 2013

Tres obras de Rihm: Frau/Stimme, Ungemaltes Bild y Quid est Deus

Como este fin de semana espero ver en el Teatro Real La conquista de México, he decidido escuchar varios discos de su prolífico autor Wolfgang Rihm (n. 1952), cubriendo de paso una de mis anchas lagunas en el conocimiento de la música más reciente. Traigo aquí uno de ellos con tres piezas orquestales que dan buena cuenta de su estilo, certeramente definido por José Luis Téllez como “retorno al expresionismo austro-germánico visto desde el post-serialismo”. La extrema incisividad en el trazo, el importantísimo papel de la percusión –tanto a nivel tímbrico como en el desarrollo de esquemas rítmico– y la búsqueda de efectos de espacialidad ubicando a músicos en la periferia de la sala son algunas de sus características que estarán asimismo presentes en la citada ópera, que también he escuchado (en la única grabación disponible, la del sello CPO) pero no voy a comentar ahora.

Rihm Quid est Deus

De las tres partituras incluidas en el compacto que nos ocupa, que es de la firma Hänssler, la más antigua es la que más me ha gustado. Se llama Frau/Stimme, se remonta a 1989 y es una fascinante pieza de veinte minutos de duración a base de sonoridades afiladísimas, acordes hirientes y abundante percusión, todo ello otorgando además un enorme peso a los silencios y tratando la palabra más desde el punto de vista sonoro que desde el expresivo. La obra ha sido escrita, según el autor, “para soprano y orquesta con soprano”: son dos las solistas vocales de la pieza, una de ellas incluida dentro de la propia formación orquestal. Un recurso este el del desdoblamiento que aparecerá en otras obras posteriores del autor, entre ellas la ópera que se está viendo estos días en Madrid.

Ungemaltes Bild es del año siguiente. Sin haber leído previamente nada en el libretillo del disco, de inmediato la página me sugirió un expresionista choque, sobre lo que podríamos calificar como el “lienzo blanco del silencio”, de pinceladas musicales ágiles, angulosas, con frecuencia violentas, tomando como eje vertebrador los redobles de los percusionistas alrededor del espectador. A posteriori descubrí que la traducción del título es algo así como “cuadros sin pintar”, y que este hace referencia a los bocetos que el gran Emil Nolde –uno de los más fieros artistas del expresionismo– realizó en la Alemania nazi con la intención de convertirlos más tarde en lienzos. ¿Conclusión? Wolfgang Rihm consigue sugerir exactamente lo que quiere sin necesidad de informar al oyente de cuestiones programáticas. Perfecto.

Emil_Nolde

Menor interés me ha despertado Quid est Deus, de 2007: tal vez sea verdad lo que aseveran algunos especialistas, que la música reciente del autor ha perdido interés. Se trata de una partitura ecléctica, variada en los recursos, muy inteligente en el tratamiento del coro y desde luego formidablemente escrita, que resulta por momentos muy atractiva, a veces efectista, pero también un tanto reiterativa –son 33 minutos– y a la postre sin mucho gancho.

Todas las interpretaciones corren a cargo de la Sinfónica de la SWR de Baden-Baden y Friburgo. Frau/Stimme la dirigió maravillosamente Michael Gielen, contando además con dos sopranos que salieron más que airosas de su extraordinariamente difícil parte. Ungemaltes Bild corrió a cargo de Friedrich Goldmann: los resultados parecen irreprochables. En Quid est Deus, finalmente, Sylvain Cambreling acentúa los aspectos más expresionistas de la pieza haciendo gala de una visceralidad asombrosa; a mi modo de ver, no hubiera estado de más atender también un poco a los aspectos más sensuales –místicos si se quiere– de la obra, que también los tiene.

Por cierto, si usted es de los que piensa que la música contemporánea “es ruido” o “una porquería”, ni se le ocurra poner este disco. Ahora bien, yo he disfrutado bastante de las dos terceras partes del mismo, así que lo recomiendo a oyentes sin prejuicios.

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