viernes, 17 de noviembre de 2017

Patética por Mrakinski

Me preguntan en la entrada anterior, al hilo de la interpretación de Solti, qué me parece la Patética que grabaron Mravinski y la Filarmónica de Leningrado, en la mismísima Musikverein de Viena, para Deutsche Grammophon allá por 1960, muy recientemente rescatada con notable sonido HD. Pues por lo pronto se trata un Tchaikovsky sonado dentro de la más pura tradición rusa, rústico en el mejor de los sentidos, luciendo la orquesta una cuerda de gran hermosura, unas maderas carnosas y unos metales agrestes y poco empastados. ¡Qué diferencia con lo que en esa misma sala ofrecería por las mismas fechas la Wiener Philharmoniker!


En cuanto a la dirección propiamente dicha, el mítico maestro ofrece una versión extrovertida y de gran capacidad comunicativa, pero que resulta extrañamente escasa en calidez, en sensualidad y en sentido cantable, amén de irregular en su desarrollo. Así, algunos pasajes del Adagio introductorio resultan un tanto livianos, mientras que el resto del primer movimiento se ve lastrado por un exceso de nervio. Los violonchelos del segundo frasean con cierta frivolidad; más convincente la batuta al abordar con lentitud la inquietante sección central. La marcha resulta efervescente y bulliciosa a más no poder, ofreciendo mucha sinceridad y no triunfalismo exhibicionista. Muy bien planteado y resuelto, aunque sin un especial sentido del pathos, el Adagio lamentoso.

Muy en resumen, tan interesante como desigual interpretación que seguirá entusiasmando a los mitómanos, pero que a mi entender se encuentra bastante sobrevalorada. La de Solti, aunque menos rusa, resulta muy preferible por tanto por su realización sonora como por su planteamiento expresivo. Otras grandes interpretaciones que conozco son las de Klemperer y Giulini con la Philharmonia, las de Markevitch, Böhm y Rozhdestvensky con la Sinfónica de Londres, la de Rostropovich con la London Philharmonic, la de Karajan con la Filarmónica de Viena y la de Barenboim con la Filarmónica de Berlín en la Digital Concert Hall. Por encima de todas ellas, el milagro de Bernstein en DG.

4 comentarios:

Cristian Muñoz Levill dijo...

Con esto claramente queda resuelta la duda. ¡Gracias por compartir su parecer!

Al menos para mí, y con todos los defectos señalados (de los cuales le hago pleno eco), ésta es una de mis versiones favoritas de la Sexta por ser la interpretación a partir de la cual nació mi amor por la música de Tchaikovsky.

Respecto a la lectura de Bernstein, nada que agregar: inconmensurable.

vicentin dijo...

No te olvides de la madre de todas las sextas, la de Celibidache. Una de sus grabaciones mas controvertidas.

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

Querido Vicente, la Patética de Celi me dejó sentimientos encontrados en su momento. Tengo que volver a escucharla.

Dr. Ramsés dijo...

Os agradezco, siempre se aprende con vosotros.

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