domingo, 10 de noviembre de 2013

La riqueza de la coma

Una de las cosas que más temen mis alumnos de bachillerato a la hora de la corrección de exámenes es la enorme importancia que le doy a la redacción, particularmente en lo que al uso del punto y de la coma en los lugares adecuados se refiere. Esto es algo que se le da fatal a la inmensa mayoría de los chavales y en lo que creo que hemos de insistir todos los profesores, porque después pasa lo que pasa. Lean, por ejemplo, este párrafo de las notas al programa del recital lírico que ofrecieron Celso Albelo e Isabel Rey el pasado viernes 8 en el Palau de la Música de Valencia. No diré el nombre del autor, ni tampoco de la persona de la Orquesta de Valencia que presuntamente tenía que haber corregido estas líneas antes de que pasaran por la imprenta.
"El aria de I Masnadieri escrita para la mencionada Jenny Lind abre el segundo acto. Amelia abandona un banquete para ir a llorar a la tumba del padre de su amado, tiene dos partes bien delimitadas, en la primera un dramático recitativo con el fondo coral de los convidados al ágape, sirve para poner en situación a la melódica aria cuyo lírico tema, legítimamente verdiano, expone la flauta sobre arpegios del arpa."
Esto es solo un botón de muestra. El resto de las notas andan por la misma línea. Del concierto propiamente dicho ya escribiré en otro momento, cuando vuelva a casa. Mientras tanto, les dejo con un recuadro muy ilustrativo que todos deberíamos colgar en la pared de nuestro dormitorio.


4 comentarios:

Jon dijo...

La cantidad de gente de Humanidades que no sabe ni escribir ni redactar correctamente. Y he conocido casos muy sangrantes.

Bruno dijo...

¡La cantidad de veces que he cometido una o varias faltas de ortografía! He conocido casos en que me han suspendido por ello.

Fernando López Vargas-Machuca dijo...

Todos cometemos faltas de ortografía. El problema está en hacerlo constantemente. Y también en que el encargado de revisar un texto ajeno antes de su publicación no sea capaz de localizar una cantidad tan grande de ellas.

Bruno dijo...

Todos cometemos faltas. También de sintaxis. Nuestra redacción deja mucho que desear. Realmente es difícil escribir bien.
Pero el caso que nos muestra es notable. Indica que esas personas deben de haber leído, a lo más, tebeos. Indica, asimismo, una mente en estado neblinoso. Indica, por último, incapacidad musical por no trazar correctamente el ritmo de sus ideas.
Una persona, así dotada, no debe permanecer en el anonimato.
Sobre todo porque es un trabajo profesional y debe suponer que lo van a leer unos cuantos.
El corrector, ¿lo hay?,¿está su nombre?, debe de ser su mayor enemigo.

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